El primer acto, a partir de las 11:00 hora, se desarrolló frente a la puerta de nuestra sede en salamanca, cuya calle lleva el nombre de Abogados de Atocha desde 2014. Allí, y tras colgar el tradicional ramo de flores debajo de la placa conmemorativa del cambio de nombre, Alejandro Ruiz Huerta, ahora presidente de la Fundación Abogados de Atocha, fue el encargado de leer unas palabras para poner en valor “el sacrificio de mis compañeros y compañeras aquel 24 de enero de 1977”. Allí también estuvieron presentes familiares de Serafín Holgado, la abogada laboralista y ex diputada Cristina Almeida, el director de la Fundación Abogados de Atocha, Francisco Naranjo, el secretario general de CCOO de Salamanca, Emilio Pérez, y varios responsables de CCOO de Castilla y León. Durante el mismo se guardo un emotivo minuto de silencio.
Desde aquí la comitiva partió hacia el campo santo salmantino “San Carlos Borromeo” para repetir el clásico homenaje delante del sepulcro de Serafín Holgado. Allí acudió el portavoz de IU en las Cortes Regionales, José Sarrión, y el alcalde de la ciudad, Alfonso Fernando Fernández Mañueco. Aquí, además de dejar numerosos ramos y coronas de flores conmemorativas, el encargado de leer unas palabras fue Emilio Pérez. Al final de las mismas, y para cerrar el homenaje, los asistentes entonaron la Internacional.
A Cristina Almeida le hubiese gustado que este nombre no existiera
Cristina Almeida, al igual que la mayor parte de los asistentes a este homenaje y ofrenda floral, mostró sensaciones encontradas al pasar en Salamanca por la calle Abogados de Atocha, pues ha reconocido que le hubiese gustado que ese nombre no existiese porque nunca se hubiese dado aquel asesinato pero, al mismo tiempo, ha valorado que esa nomenclatura exista para demostrar que “no se ha olvidado aquel recuerdo y lo que hicieron las víctimas por dar vida y defender la incipiente democracia española”.
“Éramos la fuerza del trabajo laboral, del respeto, la dignidad y la democracia", señaló Cristina Almeida en recuerdo de las experiencias que vivieron aquellos/as abogados/as laboralistas y todos los/as compañeros/as que trabajaron por “pasar de una dictadura a una democracia y por los derechos de los/as trabajadores/as.
Por este motivo, en referencia a las nuevas formaciones políticas que critican los pasos dados durante aquella época de la Transición española, Almeida les ha pedido que no se molesten en tratar de destruir el 78 y que se centren en “acentuar la democracia y no acentuar el enfrentamiento”.