Esta celebración no es así por casualidad. Este año y en este día se cumplen exactamente 30 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad del listado de enfermedades mentales. Antes de que esto sucediera, lo que suponía la visibilidad sexual, o lo que se dio en llamar “salir del armario”, a cualquier persona diversa hasta entonces, además del muchas veces difícil recorrido interior personal, era que su forma de amar o de relacionarse se considerara una enfermedad. Algo que se tenía que tratar y que se podía “curar”.
Este hecho implicaba el no ser reconocido como persona sana, lo cual producía una no aceptación en todos los niveles de los estamentos sociales, tanto familiares como laborales, así como legislativos (con la ley de vagos y maleantes y su sustituta ley de peligrosidad y rehabilitación social) y, por supuesto, políticos. A todo esto había que añadir la falta de entendimiento y de educación en diversidad sexual, algo hasta entonces impensable. En definitiva, esta situación acababa derivando en comportamientos de una parte de la sociedad de intolerancia hacia estas personas, y que en muchos casos concluía en manifestaciones de violencia, tanto verbal como física, hacía personas de este colectivo.
“Tan solo han pasado 30 años de la supresión de la homosexualidad de este listado. Esto fue el primer paso para cambiar y empezar a entender y respetar a estas personas. Es verdad que se han conquistado muchos derechos a través, sobre todo, de la lucha social y de la visibilidad por medio de manifestaciones como la que tiene lugar cada año el Día del Orgullo, celebrado en los años entorno al 28 de junio. Sin embargo, no hay que relajarse puesto que aún queda camino por recorrer hasta lograr el total reconocimiento y aceptación social”, señala Chema Domingo Niño, responsable de políticas sociales de la sección sindical estatal de Lidl y representante en CCOO de Castilla y León del colectivo LGTBI.
Por desgracia, en estos últimos años se han visto incrementados los delitos de odio hacia personas pertenecientes al colectivo LGTBI. Posiblemente, una de las principales razones de este aumento de violencia hayan sido los discursos LGTBIfóbicos que se han lanzado a la sociedad por ideologías de ultraderecha. “Les ha hecho falta muy poco para que se pongan en duda y se cuestionen algunos de los derechos alcanzados hace bien poco con el consenso y el beneplácito de la mayor parte del Estado. Es por ello que no debemos relajarnos en nuestra lucha”, remarca Chema Domingo.
Por todo ello, como delegados y delegadas de CCOO-CyL, como personas pertenecientes a una organización plural ideológicamente, pero con una idea común sobre lo que ha de ser la justicia social, podemos y debemos trabajar en conjunto de una manera transversal desde cada sector laboral, familiar y político para erradicar comportamientos LGTBIfóbicos.